La segunda temporada de The Last of Us ha aterrizado en HBO Max con un capítulo inaugural que marca un antes y un después en la relación de sus protagonistas y siembra interrogantes cruciales para el desarrollo de la trama. Tras cinco años de relativa paz en la comunidad de Jackson, la fragilidad de sus vidas se hace palpable desde el primer minuto.
¿Cómo fue el primer capítulo de la segunda temporada de The Last of Us?
El episodio inicial nos transporta a una comunidad de Jackson aparentemente segura y establecida. Sin embargo, la tensión entre Joel y Ellie es palpable. El salto temporal ha dejado secuelas evidentes: Joel busca refugio en la terapia con la recién llegada Gale, mientras Ellie intenta encontrar su lugar como parte de la policía de la comunidad, residiendo en un espacio propio dentro del garaje. A pesar de la convivencia, una distancia emocional considerable los separa. La pregunta que resuena es clara: ¿ha descubierto Ellie la verdad sobre los eventos del hospital y la mentira de Joel respecto a las Luciérnagas? Las pistas sugieren que sí, y esta sospecha parece ser el motor de su distanciamiento.
La introducción de nuevos personajes como Gale, la perspicaz terapeuta de Joel interpretada por Catherine O’Hara, y Eugene, un ex-Luciérnaga (aunque ya fallecido, interpretado por Joe Pantoliano), añade capas de misterio a la narrativa. El pasado de Eugene podría desvelar secretos importantes a través de flashbacks, conectando con los eventos de la primera temporada.
Pero la mayor incógnita llega con Abby, interpretada por Kaitlyn Dever. Su sed de venganza contra Joel se presenta como una fuerza disruptiva y potencialmente brutal para la vida de los protagonistas. Su deseo de infligir un sufrimiento prolongado a Joel anticipa una trama cargada de tensión y violencia.
Un momento clave del episodio se desarrolla durante la fiesta de Año Nuevo en Jackson. Un beso entre Ellie y Dina se ve interrumpido por un comentario homofóbico de Seth, el dueño del bar, quien intenta justificar su prejuicio con argumentos religiosos. La intervención de Joel en defensa de Ellie, aunque bienintencionada, solo agudiza la brecha entre él y la joven. Esta escena subraya cómo incluso en un mundo devastado por una pandemia, los prejuicios sociales persisten.
El cierre del capítulo deja un escalofrío en el espectador al mostrar Cordyceps vivos emergiendo de una tubería rota en las calles de Jackson. Esta inquietante imagen podría ser el preludio de una invasión de infectados a gran escala, tal como adelantó el productor Neil Druckmann. Además, la creciente inteligencia que Ellie ha notado en los infectados sugiere una evolución de la amenaza, lo que podría alterar drásticamente las dinámicas de supervivencia.
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